Dibujos, bordados y pintura conforman la exposición Paperball, en la que el hilo conector, son una serie de personajes, objetos y palabras que aparecen a lo largo de la obra creando una especie de recopilación de imágenes extrañas pero amables. A pesar de la extrañeza que originan los espacios y la inquietante apariencia de los personajes que los habitan, todo está en calma, en un estado de aparente tranquilidad, como la que precede a una tormenta pero sin convertir esa tormenta en algo negativo.
Por lo que se podría decir que la intención final de las escenas que se ven en los cuadros, es originar un juego de apariencias en las que nada es del todo ni bueno ni del todo malo, un conjunto de imágenes que se encuentran en lo que parece ser una especia de limbo o que están en la línea que separa la vida y la muerte, como algo no vivo pero tampoco muerto.