El proyecto Tenemos derecho a la belleza se concibe como una reflexión crítica en torno a la desaparición de Lamosa LAB, espacio cultural independiente en Cuenca, que simboliza la fragilidad de las iniciativas autogestionadas frente a los procesos de privatización de la cultura. La progresiva desaparición de lugares de encuentro alternativos no constituye un hecho aislado, sino que refleja un modelo de gobernanza cultural que prioriza la concentración de recursos en grandes instituciones y deja en situación de vulnerabilidad a los espacios que sostienen la creación desde lo local y lo comunitario.
La propuesta consiste en una serie de cinco carteles que funcionan como dispositivos de memoria y de activación crítica. En ellos se reivindica el derecho de la clase trabajadora a la belleza, entendida no como lujo reservado a espacios concretos, sino como condición fundamental para la vida en común. Pensar en el acceso a la cultura y a la experiencia estética como un derecho ciudadano es imaginar un futuro más amable.
Tal y como señaló el arquitecto Juhani Pallasmaa, “el espacio propio expresa la personalidad al mundo exterior, pero, no menos importante, ese espacio personal refuerza la imagen que el habitante tiene de sí mismo y materializa su orden en el mundo”1. Si trasladamos esta idea al ámbito cultural, podemos entender que los espacios colectivos de producción artística no solo generan visibilidad, sino que también actúan como estructuras de apoyo simbólico y material para las comunidades que los sostienen. Su desaparición supone, por tanto, una pérdida doble: la de un lugar físico de encuentro y la de una herramienta fundamental de construcción identitaria y social.
1. Juhani Pallasmaa, Habitar, 2016, Barcelona, Gustavo Gili, p. 22.
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María Alcaide (Aracena, 1992) es graduada en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, cursó la Licence en Arts Plastiques en la Université París VIII y tiene un Máster de Investigación en Arte y Diseño por Eina-UAB en Barcelona. Su trabajo como investigadora ha sido presentado en entornos académicos de investigación como l’École des Hautes Études en Sciences Sociales (París), la Universität Der Künste (Berlín), la Universidad Complutense de Madrid o la Fundación Tàpies (Barcelona).
A nivel internacional, ha mostrado su trabajo en el Archivo de la Bauhaus de Berlín, ACUD Berlín, en la Frankfurter Kunstverein, en el IMAI de Düsseldorf, en Muu Kaapeli Helsinki, la galería Joey Ramone en Rotterdam o el Reed College en San Francisco. Ha sido premiada en Jeune Création y Salon de Montrouge 64 (París) y también ha disfrutado de varias residencias en la Cité Internationale des Arts de París, así como en Berlín (Agora Collective), Leipzig (LeFugitif), Austria (Kunsthaus Bregenz) o el Sáhara Occidental (Artifariti). Sus películas han sido proyectadas en festivales de reconocido prestigio como el Oberhausen Kurzfilm Festival.
Ha recibido el premio Generación 2021 y la beca de producción de la Fundación LaCaixa 2020, así como el premio Barcelona Producció 2024, el premio de creación de la Sala d’Art Jove, la beca Injuve y ha sido ganadora de Propuestas Vegap 2023 y Secuencias VEGAP 2024. También ha participado en diversas exposiciones en el territorio nacional como en la Casa Encendida, en la Sala de Arte Joven de la Comunidad de Madrid, Matadero Madrid, Centre del Carme, Can Felipa, LOOP Barcelona, CC Las Cigarreras, Àngels Barcelona, y ha realizado residencias en Fabra i Coats-Sant Andreu Contemporani, La escocesa, el C3A de Andalucía, Bar Projects o Bilbaoarte. Sus últimos proyectos individuales han sido expuestos en La Capella, Barcelona y en el Centro de la Memoria de Andalucía. Es fundadora de Grotta Artist Residency y ha participado como investigadora en un proyecto sobre arte contemporáneo y ruralidades en el Centre Pompidou de París.